Había que estar en la piel de los Oasis en los albores del nuevo milenio. No solo existía la realidad de un inevitable recambio generacional de la mano del rock retro-fachero y de la dulzura post-britpop de grupos como Coldplay, sino que, mirando hacia adentro, a nadie se le caía una idea ni de casualidad. La conquista mundial perpetrada a mediados de los noventa con el binomio imbatible conformado por Definitely Maybe (1994) y (What's the Story) Morning Glory? (1995) había dejado a los Gallagher tan millonarios como desorientados de cara al desafío de la supervivencia y la revalidación de los laureles. Así, entre excesos de todo tipo y la incertidumbre por lo que vendría, los mancunianos apostaron por la exageración, y en Be Here Now (1997) todo se hizo a lo grande, quizás para tapar una falta de rumbo que se volvió aún más evidente en Standing on the Shoulder of Giants (2000), cuya factura se cobró la deserción de dos miembros históricos, el guitarrista Bonehead (Paul Arthurs) y el bajista Guigsy (Paul McGuigan).
Ya metidos hasta el cuello en los treinta y pico, y mientras veían cómo incluso hasta sus rivales de Blur ignoraban hacia dónde disparar, Oasis vislumbró una salida al dilema con la despreocupada elevación de hombros del que cree no tener nada que explicar, ni siquiera la apertura del juego compositivo, por parte de Noel Gallagher, a su hermano Liam y a los recién llegados Gem Archer (guitarra) y Andy Bell (bajo, ex-Ride). ¿Por qué entonces quedarse en casa llorando y mirando VH1 si todavía se podía poner un Marshall en diez y salir a la cancha?
La secuencia de apertura de Heathen Chemistry, pues, exhibe al grupo rockeando con todo, pared de sonido y actitud arrogante de por medio. “The Hindu Times” se acomoda en el canon de Oasis como un certero golpe a la mandíbula, a la manera de los grandes éxitos, y sus latigazos orientaloides (que a cualquier argentino recordarían a Skay Beillinson) abren el álbum con una plena celebración de la potencia redentora del rock, que continúa en la despechada “Force of Nature” –edificada sobre la base de “Nightclubbing” de Iggy Pop– y en “Hung In A Bad Place”, escrita por Archer.
Sin embargo, luego de este comienzo prometedor, a partir de la balada “Stop Your Crying Your Heart Out” las canciones parecen apegarse a un manual que hace escala por enésima vez en los Beatles y en la fórmula de estadios bien aprehendida por el Noel tras años de hacer cantar a las masas. Así, luego de la invitación al singalong multitudinario de “Little By Little”, y de la referencia a “Tomorrow Never Knows” que cita “(Probably) All in the Mind”, Liam Gallagher encuentra amplios espacios para desarrollar su obsesión por John Lennon, enfermiza en el caso de “Born In a Different Cloud” o teñida de una acústica ternura en “Songbird”. Esta última, en tándem con “She is Love” de Noel, capturan a ambos hermanos recomponiendo sus vidas personales luego de sendos divorcios y dotan al álbum de simpáticos pasajes de folk matutino que brillaban por su ausencia en trabajos previos, al punto que constituyen la única real novedad del álbum.
Sin embargo, luego de este comienzo prometedor, a partir de la balada “Stop Your Crying Your Heart Out” las canciones parecen apegarse a un manual que hace escala por enésima vez en los Beatles y en la fórmula de estadios bien aprehendida por el Noel tras años de hacer cantar a las masas. Así, luego de la invitación al singalong multitudinario de “Little By Little”, y de la referencia a “Tomorrow Never Knows” que cita “(Probably) All in the Mind”, Liam Gallagher encuentra amplios espacios para desarrollar su obsesión por John Lennon, enfermiza en el caso de “Born In a Different Cloud” o teñida de una acústica ternura en “Songbird”. Esta última, en tándem con “She is Love” de Noel, capturan a ambos hermanos recomponiendo sus vidas personales luego de sendos divorcios y dotan al álbum de simpáticos pasajes de folk matutino que brillaban por su ausencia en trabajos previos, al punto que constituyen la única real novedad del álbum.
Aún notablemente desparejo, Heathen Chemistry al menos salía mejor parado que su antecesor en cuanto presentaba a unos Oasis más fieles (quizás demasiado) a sus limitados estándares, armados con algunas buenas canciones atravesadas, empero, por la sensación de que ahí –a diferencia de la época de Be Here Now– no habría sobrado mucho material para elegir y laburar. La banda incluso pareció admitir jocosamente la sequía al interponer TREINTA minutos de silencio entre “Better Man” y el hidden track “The Cage”, dejando a merced de la nada misma todo un caudal de espacio que unos años atrás había sido llenado con canciones que ahora, a la distancia, el grupo detestaba.
“Tengo 35 años ”, dijo Noel por ese entonces. “Puedo usar suéteres gruesos y tener unos putos golden retrievers, y no me pueden tocar porque soy oficialmente de mediana edad”. Dicho de otro modo, a los siempre bravucones hermanos Gallagher les había llegado la madurez, el momento de hacer lo que se les diera la gana sin grandes gestos explicativos. Lo que incluía un disco que, aún facturado a media máquina y en franca desventaja respecto de los días gloriosos, de buenas a primeras podía arrancarte un momento ameno. Después de todo, tal como había concluido la reseña original de la NME, “en tiempos sombríos, Oasis ha recordado cómo darnos una alegría. ¿Para qué más están, sino, los grupos pop?”.
Links:
Oasis – Don’t Believe the Truth (2005)
Liam Gallagher – As You Were (2017)
Beady Eye – Different Gear, Still Speeding (2011)
Links:
Oasis – Don’t Believe the Truth (2005)
Liam Gallagher – As You Were (2017)
Beady Eye – Different Gear, Still Speeding (2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario