miércoles, 14 de febrero de 2018

U2 – Zooropa (1993)



¿Qué era U2 a comienzos de los noventa? Pues nada menos que la más grande banda de estadios sobre la faz de la Tierra, la misma que había osado inaugurar la década con un golpe de timón que los llevó del tradicionalismo mesiánico a un escenario de ciudades ruinosas y poblaciones alienadas por una incipiente hiperconexión. En coherencia con ello, sus shows comportaban un avasallante bombardeo audiovisual, en complicidad con la amargura revitalizadora de las composiciones de su flamante clásico, Achtung Baby (1991) y la batería de hits acumulados en una década.

Pero sin dudas, el elemento clave que hacía la diferencia respecto a la caricatura que es el cuarteto irlandés en la actualidad, era el factor ironía, eso que la banda parece haber ido desmontando con el correr de los años y las giras mastodónticas. En 1993, un U2 a punto caramelo le entregaba a las masas un espectáculo estéticamente inigualable y con un fuerte mensaje que tenía menos de sermón o bajada de línea, que de afirmación de toda la basura a la que la humanidad semiotizada era expuesta cotidianamente. Pop art de fin de siglo.

Grabado en medio de un remolino de conciertos por todo el globo, Zooropa fue inicialmente pensado como una secuela en formato EP para aprovechar el envión del nuevo concepto en desarrollo. Sin embargo, de esos ratos lúdicos trabajando a contrarreloj junto a Brian Eno y Daniel Lanois, Bono y compañía sacaron de la galera el disco más aventurero de su biografía. Diez canciones aparentemente inconexas entre sí, pero mucho más agresivas en su visión del lado B de la globalización, el consumismo, la caída del bloque socialista y la unificación europea, y más transparente en cuanto a su concepción como trabajo de laboratorio.

En esta nueva incursión tecnófila/tecnófoba, hasta los tracks en apariencia más inocentes, como “Babyface”, “Some Days Are Better Than Others” o el hit “Stay (Faraway, So Close)” están atravesados por una atmósfera de desolación y nostalgia, y también por un fino trabajo de consola, efectos y detalles electrónicos que enrarecen y corren las pistas hacia zonas delimitadas por las piezas claves de este álbum. La primera de ellas es “Zooropa”, cuya larga introducción se funde en un riff subacuático y una sugerente enumeración de eslóganes, mientras Adam Clayton y Larry Mullen Jr. sostienen el groove lo mejor que pueden en un mar de sonidos oscilantes y frases como “Y no tengo brújula / y no tengo mapa, / y no tengo razones para volver (…) Y no conozco el límite, / el límite de lo que tenemos”.

Empero, como las cosas siempre pueden ser aún más turbias, en “Numb”, muy deudora del primer Massive Attack, el guitarrista The Edge recita instrucciones orwellianas y somete al oyente a un asfixiante trance de tecno totalitario. Por su parte, y tal vez iluminando las grandes contradicciones que denuncia el disco, “Lemon” da rienda suelta a un pulso vigorosamente actual –digno de Primal Scream– del que emergen, como fantasmas, capas de sintetizadores, pianos, un cello, recuerdos del pasado y reflexiones sobre la naturaleza humana: “Un hombre fabrica un auto y construye caminos para manejarlos./ Un hombre sueña con partir pero siempre se queda atrás”.

Esta última frase encaja a la perfección con “The Wanderer”, relato de un viajero que regresa para encontrar sólo restos de civilización, vocalizado por el gran Johnny Cash, quien –recordemos– en esa época era una vieja luminaria caída en el olvido que aún no había perpetrado su regreso triunfal de la mano de Rick Rubin. En este último track U2 le cede a la voz grave de Cash no sólo esos últimos instantes de lucidez electro-bíblica, sino el cierre mismo de su era dorada, coronado con un álbum injustamente infravalorado, denostado incluso por ellos mismos al día de hoy. Pero nada de ello le quitará a Zooropa su carácter de evidencia irrefutable de un grupo en la cresta de la ola que todavía tenía mucho por hacer; como por ejemplo, ponerse a probar y jugar con el gigantismo como si se acabara el mundo.


Links: 
U2 – Pop (1997) 
Garbage – Garbage (1995) 
Depeche Mode – Songs of Faith and Devotion (1993)




1 comentario:

Anónimo dijo...

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